La rehabilitación se trata de poder convivir bien con los compañeros de celda y del pabellón, con el fin de poder convivir bien con la sociedad cuando a una le dan la libertad.
Les voy a hablar de la rehabilitación en la celda «229»: hemos aprendido a convivir en armonía sin necesidad de estar consumiendo alguna sustancia que altere la mente. Nos hemos puesto a realizar trabajos con el fin de poder comer cualquier cosa de economato y con el tiempo perfeccionamos un poco. Realizamos hamacas, llaveros en forma de zapatos, mochilas, bolsitas, llaveros de lana; pues nos hemos organizado bien: uno estira las fundas, otro troncha, otro teje, otro une las mochilas… la verdad, tratamos de vivir más como una familia unida. Yo, Jhorlit, soy el que organiza, como quien dice; hacemos el aseo uno cada semana, con lo que nos pagan de los detallitos que se hace compro lo que es aseo para la celda. Si un compañero de mi celda no tiene desodorante o pasta dental, yo soy el primero que se preocupa de que no les haga falta; pero como en todo hogar y en todo lugar, hay una persona rebelde: un compañero llamado Carlos que no le gusta hacer el aseo, ni se preocupa por él mismo. Pues a mí me toca hacer la semana de aseo de él, a pesar de todas las discordias que haya; yo lo apoyo porque el convivir con una persona como él me ayuda a convivir afuera con una persona que tal vez sea peor, pues mi madre me educó y tengo que poner a prueba eso: tener un poco de empatía por mis compañeros a quienes no les llega nada y hacerles sentir que no están botados. Porque a pesar de todo, yo he sido el apoyo de ellos con todos. Concluyo lo que es para mí la rehabilitación social en el Centro de Privación de Santo Domingo. Dios los bendiga y tengan un excelente día.